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Jugando con ritmos.
En el ambiente se siente la esencia, en el aire viaja la música y el piano de la selva resuena en cada corazón.
Otra música, otro ambiente, otro paisaje, otra entonación. Nuestro trayecto Inicia por agua, grandes nubes grises se posan sobre el cielo, un mar imponente e inquieto guía el camino hacia el río Timbiquí. Bordeamos una selva espesa, y en el fondo, muy lejana, se alcanza a dibujar la cordillera occidental; grandes árboles, maleza, manglares, y una gran gama de verdes nos delinean esa gran masa de naturaleza.
Se extienden palmas de gran altura… poco a poco comienzan a aparecer en la selva conjuntos de casas que se levantan a más de un metro del suelo, se ven pequeñas barcas de pescadores que atraviesan el río en busca de su sustento. Piel oscura, ojos grandes, caderas llenas de sabor, peinados exóticos, y una entonación que suena a verso son características de esta región.
El ritmo prevalece, la existencia perdura en las letras de sus canciones.
Maestro Diego Balanta. La voz de una tradición
¡Berejú!
Teresa Hurtado, gestora cultural
Javier Carabalí, músico y enamorado de la cultura Pacífica
Mezclando ritmos e instrumentos